En un segundo vino a mí el recuerdo del sabor de un sinsabor de un
desamor, y parecería que romperse el corazón puede ocurrir tan rápido, así como
estrujar una hoja de papel antes de tirarla, y se me ocurre que pasa algo
parecido a esto:
Se entrega sonrisas llenas de ilusión, pero hay que sonreír con la
piel y los ojos
Uno se saca esa misma piel para vestir al otro
Se ocupa una gran cantidad de tiempo para planear momentos mágicos
Si gusta puede pensar estos mismos momentos unas cuantas décadas
futuras
Se hace el amor en la cama, se hace el amor en la sala, en la
cocina
Se hace el amor durmiendo, se hace el amor hablando, se hace el
amor comiendo
A estas alturas uno ya debe estar totalmente embriagado de eso que
llaman amor
Se pone las ganas, uno se para en la frontera entre la tierra y el
paraíso
Se mira todo mágicamente, es posible que la vida tenga como eje un
solo ser
Se da besos pegajosos en las mañanas y besos de pasión en las
noches
Se cuida de ese ser con la vida misma, se complace gustos, se
compra momentos,
el dinero es buen aliado
el dinero es buen aliado
Se toma de la mano al andar por la vida, no olvidar seguir
sonriendo con la piel y los ojos
Se entrega todo, lo que se tiene y lo que ya no
Se quiere con locura, con desespero de una mirada, con delirio de
una palabra
ratificadora de amor correspondido, con dulzura y desenfreno
Se ama, se ama y se ama
De repente…como una tormenta inesperada
Se ama, se ama, se ama…ya no te aman
Es aquí, donde la sensación es que alguien te tiene sujetada
de la mano
a punto de caer al abismo, ese alguien al que le sonreías con al
piel y los ojos
te mira fríamente te dice ya no te amo y te suelta la mano.
Desesperanza, locura, ira, impotencia, llantos de día y de noche, hambrunas
El dinero ya no es tu aliado, te lo gastas todo en placeres que no
dan placer
Gritos, llamadas, peleas, demandas cosas que quizás no fueron
jamás
Te caes, te caes por ese abismo, tormenta de momentos, no hay
besos pegajosos,
no hay la mano en la espalda, no hay quien se llevo tu vida, no
hay a quien le sonríes.
No hay indulgencia, no hay piedad
A estas alturas tienes el corazón con pulso bajo en esa otra mano
que te soltó
Si te miras al espejo, veras las sobras de un ser humano
que parece un animal apelado y con rabia
Estarás justo en la frontera entre la razón y la locura
Si con suerte sales bien librada, después de que con seguridad
pidas la muerte
como un niño un helado, es muy posible que tu habilidad para
volverte a enamorar,
para sonreírle a alguien con la piel y los ojos, ya no la tengas
más
No temas, eres un sobreviviente, y algún costo hay que pagar para
seguir en pie
Es que ya no se si me antoja sujetarle la mano a alguien